Discriminación y violencia contra las trabajadoras del hogar en México
La urgencia de la ratificación del Convenio 189 de la OIT
Las labores como el cuidado de otros, la limpieza y la preparación de alimentos, han sido invisibilizadas al punto de no considerarse trabajo. Pero aun cuando no se remunera, éste sí genera un gran valor, pues equivale a casi un cuarto del PIB de México (INEGI, 2015). Además, esas labores son indispensables para el bienestar de todos y para la preservación de la vida, por lo tanto deben reconocerse como tal.
María Elisa Franco Martín del Campo | Mayo 2017
¿Qué es?
2.4 millones de personas —la mayoría mujeres— se dedica al trabajo doméstico en el país. Aun con ello, las condiciones de trabajo precarias se encuentra legalizada para las trabajadoras del hogar, pues aunque México firmó el Convenio 189 de la OIT hace seis años, éste aún no se ratifica.
¿Dónde o cómo ocurre?
A partir de los roles de género, a las mujeres se les ha asignado un rol reproductivo que implica el cuidado de las y los hijos, las actividades de limpieza y la preparación de alimentos (entre otros). Históricamente, este trabajo no ha tenido un reconocimiento y remuneración económica.
¿Por qué ocurre?
La gran mayoría de las trabajadoras del hogar no tiene un contrato laboral escrito, lo que implica una barrera importante para su acceso a derechos como salud, pensión y ahorro; además de amplias jornadas laborales que exceden a las establecidas en la ley. Asimismo, son víctimas de diversas formas de violencia —entre las que destaca el hostigamiento sexual—.
¿Cómo prevenirlo o actuar?
La preocupante situación en la que se encuentran las trabajadoras del hogar se origina en los roles de género, pero se mantiene activa, en gran medida, dada la ausencia de una legislación adecuada. Para erradicar la violación sistemática de los derechos humanos reconocidos en nuestra Constitución, es urgente ratificar el Convenio 189 de la OIT.
